A sus 23 años, Pablo Urchevich Idiart regresó a Europa con una mezcla de entusiasmo y determinación para quedarse definitivamente. El jugador tucumano, que ya tuvo una primera experiencia internacional en Grecia en 2021, ahora aterrizó en Teruel -municipio y ciudad española situada en el sur de Aragón-, con el firme objetivo de afianzarse en el vóley europeo. “Ya tenía muchísimas ganas de volver a Europa, sentía que era una gran oportunidad”, admite Urchevich Idiart desde la ciudad que lo cobijará en primera instancia durante ocho meses y donde se prepara para afrontar una nueva temporada en la máxima categoría del vóley español, defendiendo los colores de Pamesa Teruel Voley.
El regreso a Europa no solo representa una segunda oportunidad para Urchevich Idiart, sino también un reencuentro con viejos compañeros que le traen gratos recuerdos. “Tengo algunos compañeros con los que había compartido y al técnico también lo conocía”, señala. El contexto es ideal: el equipo de Teruel le ofrece la posibilidad de consolidarse, y el hecho de tener rostros familiares le da un plus en esta nueva aventura.
Con poco más de un mes en España (llegó el 18 de agosto) el joven jugador destacó el nivel de exigencia en esta nueva etapa: “Cerramos la pretemporada, estuvimos afilando el equipo, y este sábado ya jugamos el primer partido de liga de locales, frente a Unicaja”. El escenario, además, le resulta particularmente motivador porque estará acompañado de jugadores con los que ya compartió cancha, tanto en Argentina como en otros equipos. “Viajé con un compañero y aquí me encontré con Mariano Vildosola, que es el capitán del equipo y de quien fui compañero en Puerto San Martín; además juego junto a Tobías Scarpa, con el que compartí mucho en el proceso de selección. También está Máximo Torcello, que ya hace años está en el club, ahora técnico”, relató.
Esta oportunidad en España es, en muchos aspectos, un nuevo comienzo para Urchevich Idiart. Comparando su experiencia en Grecia con la actual, el jugador no dudó en admitir que esta vez llegó mucho más maduro en lo personal como en lo profesional. “Me siento otra persona, otro jugador también. Cuando fui a Grecia, todavía era muy chico”. La barrera idiomática fue uno de los principales desafíos en su estadía en Grecia. Aunque ya contaba con una base de inglés, tuvo que perfeccionar el idioma y, de paso, aprender algo de griego. Ahora, en España, la situación es diferente. “Acá tengo la ventaja de que todos hablan español, lo cual es algo bueno para la adaptación, te sentís más contenido. Me pasó en Grecia que me encantó porque el griego es muy amable y atento, pero el tema del inglés lo complicaba un poco”, explica.
Hoy, Pablo, apunta en grande en un deporte que no era el tradicional de la familia. Su papá Fernando Urchevich fue un delantero que tuvo su paso por Atlético, pero a quien Pablo no siguió sus pasos... “Empecé a jugar al fútbol, mi viejo nos inculcaba siempre que hagamos deportes. Una vez nos llevó a ver un partido de vóley y ahí tuve mi primera conexión. No lo habría imaginado, pero tiempo después estaría viviendo esto”, recuerda. Sin embargo, el cambio fue definitivo cuando un amigo lo invitó a probar el vóley, un deporte que, en sus propias palabras, fue “amor a primera vista”.
A pesar de haber sido un destacado futbolista en su juventud, incluso entrenando en las escuelitas de fútbol de Atlético y Central Norte, Urchevich Idiart encontró en el vóley un ambiente donde se desenvuelve mejor. “En el colegio cuando jugaba a la pelota era el mejor del curso. Mi papá me decía que mire videos y yo lo miraba a Messi. Ahora para jugar a la pelota le pego con las dos; si tengo que patear un penal lo hago de zurda, pero en mi vida soy diestro, como en el vóley”, comenta entre risas. Ese cambio de rumbo deportivo fue respaldado completamente por su padre, quien no solo lo apoya, sino que también se convirtió en un gran seguidor del vóley. “Mi papá, como así también mi mamá están súper contentos, orgullosos. Me acompañan a todos lados, saben de todas las ligas y dónde se van los jugadores”.
Cambiando de tema y abocándose a lo profesional; para Urchevich Idiart el vóley argentino tiene mucho potencia, especialmente en las generaciones más jóvenes. “Hace menos de un mes, Argentina fue subcampeona del mundo en el mundial U17, algo histórico para el vóley argentino”. No obstante, también lamenta la falta de solidez en la liga nacional: “Es una lástima que la liga vaya perdiendo grandes equipos y que haya tantas bajas. Debería solucionarse porque hay mucho talento. Es bueno que cada vez más chicos estén jugando afuera, pero también sería ideal tener una liga más fuerte en la que el jugador pueda apostar a quedarse”, remarca.
De cara al futuro, Urchevich Idiart tiene sus objetivos claros. Además de afianzarse en Europa, su mayor anhelo es representar nuevamente a la selección argentina. “Mi idea ya es quedarme en Europa y, como cada año, mi objetivo es el tan deseado llamado de la selección. Doy la vida, entreno y vivo por eso”, respondió el admirador de Luciano De Cecco, a quien describe como “el Messi del vóley”, Urchevich Idiart sueña con algún día poder ocupar ese lugar en el seleccionado argentino. “El día de mañana quiero estar ahí, quiero jugar un mundial”, enfatizó.
Con su regreso a Europa y su compromiso constante con el deporte, Pablo Urchevich Idiart sigue sumando experiencia y aprendizaje en cada paso que da. “Todos los días aprendo de compañeros tan buenos como los que tengo ahora en el club o en la selección. Hace poco más de un mes, Urchevich Idiart viajó a Europa con la valija llena de ilusiones, espera que ese viaje -en lo deportivo- sea definitivo, aunque sabe que siempre volverá a Tucumán, su lugar en el mundo y donde hace unos meses se dio el gusto de gritar campeón.